La conferenciante se coloca frente al público
detrás de la mesa, donde coloca una hoja plastificada que contiene los puntos a desarrollar
en la conferencia.
Luego nos mira a todos, nos da la
bienvenida con una voz cálida, muy femenina, andaluza cien por cien, y luego se
vuelve hacia la pizarra y escribe:
LAS RELACIONES SOCIALES.
Debajo del título va escribiendo
los subtemas que irá explicando a lo largo de la conferencia:
El Mundo de las Relaciones lo
divide en dos: mundo exterior y mundo interior.
El mundo exterior se refiere al
físico, a lo que se ve, a nuestra
relación con la Tierra y su contenido. Ella nos alimenta, nos cuida, nos da
cobijo y nos da lo necesario para la vida; en cambio ¿qué hace el Hombre para
corresponder a la Tierra en agradecimiento a todo lo que nos da?
Contaminarla y destrozarla
egoístamente para satisfacer su avaricia. Han encontrado un nuevo continente
formado por plásticos, los ríos estan todos contaminados y sirven de cloacas
para las ciudades. Los árboles y plantas son contaminados con productos
químicos, estamos desforestando los bosques...
¿Cómo evitar que esto continúe?
¿Qué podemos hacer nosotros?
La solución está en el Mundo
Interior, en nosotros mismos.
EL MUNDO INTERIOR
Este mundo se refiere a nuestro
mundo íntimo, el interior, el que sólo conocemos nosotros, que a su vez se
divide en dos apartados: la sicología salvaje y la sicología íntima.
Sicología SALVAJE es la que aplicamos cuando tratamos a los
demás: solemos conversar, discutir, criticar, aparentar lo que no es,
defendernos de acusaciones aunque éstas sean ciertas....
Es la relación que mantenemos con
el público: las instituciones, los amigos, vecinos, compañeros de trabajo y los
jefes.
Sicología ÍNTIMA es la voz
interior que nos dice la verdad, lo que pensamos, lo que sentimos; conoce
nuestros defectos, nuestras virtudes, nuestros deseos.. Y nos dice que no está
bien lo que hemos dicho o hecho, que debemos cambiar para evitar repetirlo, que
no debemos hacer daños a nadie, sino dialogar, etc. Esa voz, esa conciencia interior
que solo nosotros sentimos es la que ocupa nuestro ser.
Podríamos imaginar a nuestro
cuerpo como un país con sus ciudades, plazas,
avenidas y calles. En ellas se esconden nuestros egos, y éstos manejan
nuestros defectos: la ira, la discriminación, el resentimiento, la envidia,
codicia, gula, lascivia...
Cuando nos sentimos mal porque
comparamos nuestro nivel económico con el de otro estamos siendo manejados por
el ego de la envidia; cuando discutimos entre hermanos por una herencia, es el
ego de la avaricia el que nos acosa; cuando nos sentimos mal si una amiga o
novia prefiere a otro, es el ego de los
celos el que nos maneja. Ese trae a su vez a otros egos: el rencor, resentimiento,
venganza...
Debemos analizarnos interiormente
y reflexionar sobre el motivo que nos hace infelices: ¿Qué hemos hecho para que
esa situación haya surgido?, ¿cómo podríamos haberla evitado?, ¿qué podemos hacer
ahora...?
Es como si buscásemos una dirección
en una ciudad: No nos suena pero sabemos que existe. Vamos buscándola hasta encontrarla, tal vez en una calle estrecha y sin
salida Una vez hallada, intentamos
solucionar el tema que nos ha llevado ha buscarla.
Del mismo modo, si nos sentimos
mal o sufriendo por alguna causa de las mencionadas antes, debemos analizarnos
y buscar en nuestro interior la razón que nos ha llevado a esa situación. Una
vez hallada, poner remedio.
En el caso de los celos porque
nos haya abandonado una amiga, novia o
amante, debemos pensar si no hemos sido nosotros quienes la hemos empujado con
nuestra actitud o modos de pensar a que se aparte de nosotros.
Debemos también pensar que esa
persona es libre, no nos pertenece, y por tanto, si no se halla bien con
nosotros, es libre de elegir a otra persona. Si aceptamos ese razonamiento de
nuestra conciencia, no estaremos resentidos ni le desearemos ningún daños, al
contrario: la perdonaremos, le desearemos lo mejor y aceptaremos que nos haya
abandonado. No le guardaremos rencor, y si nos encontramos con ella seremos
respetuosos y educados. Y si puede ser, mostrarle nuestra amistad. Será una
lección para nosotros, y aprenderemos de esa mala experiencia mejorando nuestra
actitud y no repitiendo los mismos errores con otras personas.
Es esa misma actitud la que
debemos mantener en las demás relaciones sociales: instituciones, amigos,
vecinos, compañeros de trabajo y directivos de la empresa.
Terminada la conferencia, que duró 45 minutos, la conferenciante nos enseñó cómo se hace una sesión de relajación y meditación. Encendió una vela y un palillo que desprendía un olor especial, apagó la luz y nos guió en los ejercicios de meditación, que se alargaron media hora aproximadamente.
Las conferencias son gratuitas y sin compromiso de ninguna clase.
CONTINUARÁ CON EL TEMA DE LA SIGUIENTE PIZARRA:
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