viernes, 8 de agosto de 2014

EL EGO, LA ESENCIA Y LA PERSONALIDAD



foto bajada de la red

Cuando nacemos somos inocentes, no existe maldad en nosotros. A partir de ahí se instalan en nuestro interior unas connotaciones heredadas que van creciendo según la experiencia y educación que recibimos. Es sobre todo a temprana edad (hasta los 7 años) cuando nuestros padres, con su conducta en el hogar, influyen en el desarrollo de esas connotaciones.
En nuestro cuerpo conviven muchos personajes. El cristianismo los llama "Pecados capitales", otros lo llaman "Demonios". Todos juntos conforman el EGO:  Lujuria, Ira, Envidia, Gula, Pereza, Avaricia y Soberbia. Cada uno de estos demonios   tiene a su vez otros complementos. La Ira, por ejemplo,  se manifiesta en forma de rencor, provocación, amenaza, insulto, difamación, golpe, asesinato...

 El Ego es un ser creado por nosotros,  vive en nuestro interior y   activa a sus personajes en el momento preciso. Algunos de estos, llevados al límite, pueden llevarnos a cometer actos violentos y acabar en la cárcel o en un manicomio.
 Podríamos decir que el EGO es un mecanismo de autodefensa. Por ejemplo: alguien nos ignora o nos mira con desprecio y enseguida sentimos un ardor, un rencor, unas ganas de enfrentarnos  a esa persona y demostrarle que no es nadie, que somos superiores, que valemos más que ella... Se ha activado el Ego mediante la Soberbia.

Estamos guardando cola para sacar una entrada en el cine y un descarado se cuela y se pone el primero, enseguida entra en escena la Ira y nos impele a protestar, gritarle y si es preciso abofetear al sujeto.

Estamos en una reunión y una persona muestra fotos de su último viaje a Indonesia, de su chalet con piscina, de su coche deportivo... Y nos sentimos mal pensando  por qué ella tiene tanto y nosotros no. Ha entrado en acción la Envidia

Cuando  vamos por la calle y vemos una mujer muy bella o  vestida con  prendas sugerentes se nos van los ojos detrás de sus redondeces y un fuerte deseo de poseerla  nos invade. Es la Lujuria. Muchos divorcios se producen cada año por sucumbir a este demonio.

 La Gula se apodera de nosotros cuando no pensamos nada más que en hartarnos de comer.

La Pereza nos obliga a no cumplir con nuestros deberes, en detrimento de la familia, que es la que sufre las necesidades.

Querer destacar sobre los demás, humillar con palabras a otras personas reprochándoles su incultura o falta de medios, ostentar títulos, conocimientos y posesiones, llamar la atención sobre sí misma... eso es Soberbia.

No tener nunca suficiente y procurar tener más, eso es Avaricia.

Estos personajes que conforman el EGO conviven con nuestro Yo interior, y se fortalecen cada día a medida que la vida nos pone a prueba. Y producen sufrimiento en nosotros y en los demás
¿Quiere esto decir que estamos condenados a sufrir porque no controlamos nuestro EGO?
NO. Afortunadamente tenemos el antídoto a estos elementos:

 LA ESENCIA

La Esencia es la pureza con que nacemos, la inocencia, la luz que el Creador ha instalado en nuestros corazones. Podríamos definirla como CONCIENCIA.
Cuando nacemos tenemos un 100% de inocencia, de buena conciencia. Por eso se nos dice: " A menos que seáis como niños no entrareis en el Reino de Dios".
 A medida que se va instalando el Ego en nuestros corazones la Conciencia disminuye. Y el caso inverso también se da: a medida que vayamos controlando el Ego, la Conciencia aumenta.

La Conciencia es esa voz que sentimos en nuestro interior que nos avisa de que lo que estamos pensando,  haciendo, o deseando hacer esta mal, no es correcto. Si le hacemos caso, la Conciencia ha vencido al Ego. Si por el contrario pasamos de ella, caeremos en desgracia, porque tarde o temprano sufriremos por lo que hemos hecho.
 Valgan dos ejemplos muy comunes:
Una persona nos ha ofendido y humillado. Debido a ello hemos sufrido mucho y le guardamos mucho rencor, queremos devolverle el mal que nos ha hecho escribiendo un artículo sobre ella en el que se detallan aspectos íntimos de su vida que si se hacen públicos la van a destrozar.
Ya hemos escrito el artículo y solo queda darle a "Enviar" para que las intimidades de esa persona sean conocidas por miles de personas en las redes sociales. Nuestro ego está satisfecho, por fin vamos a saciar el rencor devolviendo el daño que nos ha hecho esa persona.
 Pero en ese momento escuchamos en nuestra mente una vocecita que nos dice: "No lo hagas, no te pongas a su mismo nivel, le harás mucho daño difamándola y eso ya no tiene arreglo aunque luego te arrepientas y pidas perdón: el daño será permanente. También te puedes ver ante los jueces si ella denuncia y no puedes demostrar lo que has dicho. Publicar datos íntimos de una persona está duramente castigado por la Ley.... Mejor, dejala vivir su vida,  no merece la pena que te arriesgues, la vida le pagará con creces lo que ha hecho poniéndola en su sitio."

Como vemos, hay una lucha entre el Ego, (rencor) y la Conciencia.
Será el momento de decidir a quién obedecemos, asumiendo las consecuencias.

LA PERSONALIDAD

A medida que crecemos cuando somos niños, vamos acumulando experiencias y conocimiento del entorno, que añadidos a la educación recibida por nuestros padres y en el colegio van construyendo nuestro carácter, nuestra forma de ser. Eso es la Personalidad.

2 comentarios:

  1. Quiero ser y soy la primera ( después no digas que no te quiero) Me encantó lo que has escrito. DE cada cosa una realidad y muy bien expuesta!! Bien por mi querido Juan un abrazo desde mi corazón escorpiano!!

    ResponderEliminar
  2. ¡Jajajajaja! Eres la primera en comentar aquí, sin duda mereces un premio: un millón de besos. Ahí van: muaccccssss X 1000,000

    ResponderEliminar