Cuando nacemos somos inocentes,
no existe maldad en nosotros. A partir de ahí se instalan en nuestro interior
unas connotaciones heredadas que van creciendo según la experiencia y educación
que recibimos. Es sobre todo a temprana edad (hasta los 7 años) cuando nuestros
padres, con su conducta en el hogar, influyen en el desarrollo de esas
connotaciones.
En nuestro cuerpo conviven muchos
personajes. El cristianismo los llama
"Pecados capitales", otros lo llaman "Demonios". Todos
juntos conforman el EGO: Lujuria, Ira,
Envidia, Gula, Pereza, Avaricia y Soberbia. Cada uno de estos demonios tiene a su vez otros complementos. La Ira,
por ejemplo, se manifiesta en forma de rencor,
provocación, amenaza, insulto, difamación, golpe, asesinato...
El Ego es un ser creado por nosotros, vive en nuestro interior y activa a sus personajes en el momento
preciso. Algunos de estos, llevados al límite, pueden llevarnos a cometer actos
violentos y acabar en la cárcel o en un manicomio.
Podríamos decir que el EGO es un mecanismo de
autodefensa. Por ejemplo: alguien nos ignora o nos mira con desprecio y
enseguida sentimos un ardor, un rencor, unas ganas de enfrentarnos a esa persona y demostrarle que no es nadie, que
somos superiores, que valemos más que ella... Se ha activado el Ego mediante la
Soberbia.
Estamos guardando cola para sacar
una entrada en el cine y un descarado se cuela y se pone el primero, enseguida
entra en escena la Ira y nos impele a protestar, gritarle y si es preciso abofetear al sujeto.
Estamos en una reunión y una
persona muestra fotos de su último viaje a Indonesia, de su chalet con piscina,
de su coche deportivo... Y nos sentimos mal pensando por qué ella tiene tanto y nosotros no. Ha
entrado en acción la Envidia
Cuando vamos por la calle y vemos una mujer muy bella
o vestida con prendas sugerentes se nos van los ojos detrás
de sus redondeces y un fuerte deseo de poseerla
nos invade. Es la Lujuria. Muchos divorcios se producen cada año por
sucumbir a este demonio.
La Gula se apodera de nosotros cuando no
pensamos nada más que en hartarnos de comer.
La Pereza nos obliga a no cumplir
con nuestros deberes, en detrimento de la familia, que es la que sufre las
necesidades.
Querer destacar sobre los demás,
humillar con palabras a otras personas reprochándoles su incultura o falta de
medios, ostentar títulos, conocimientos y posesiones, llamar la atención sobre
sí misma... eso es Soberbia.
No tener nunca suficiente y
procurar tener más, eso es Avaricia.
Estos personajes que conforman el
EGO conviven con nuestro Yo interior, y se fortalecen cada día a medida que la
vida nos pone a prueba. Y producen sufrimiento en nosotros y en los demás
¿Quiere esto decir que estamos
condenados a sufrir porque no controlamos nuestro EGO?
NO. Afortunadamente tenemos el
antídoto a estos elementos:
LA ESENCIA
La Esencia es la pureza con que
nacemos, la inocencia, la luz que el Creador ha instalado en nuestros corazones.
Podríamos definirla como CONCIENCIA.
Cuando nacemos tenemos un 100% de
inocencia, de buena conciencia. Por eso se nos dice: " A menos que seáis
como niños no entrareis en el Reino de Dios".
A medida que se va instalando el Ego en
nuestros corazones la Conciencia disminuye. Y el caso inverso también se da: a
medida que vayamos controlando el Ego, la Conciencia aumenta.
La Conciencia es esa voz que
sentimos en nuestro interior que nos avisa de que lo que estamos pensando, haciendo, o deseando hacer esta mal, no es
correcto. Si le hacemos caso, la Conciencia ha vencido al Ego. Si por el
contrario pasamos de ella, caeremos en desgracia, porque tarde o temprano
sufriremos por lo que hemos hecho.
Valgan dos ejemplos muy comunes:
Una persona nos ha ofendido y
humillado. Debido a ello hemos sufrido mucho y le guardamos mucho rencor,
queremos devolverle el mal que nos ha hecho escribiendo un artículo sobre ella
en el que se detallan aspectos íntimos de su vida que si se hacen públicos la
van a destrozar.
Ya hemos escrito el artículo y
solo queda darle a "Enviar" para que las intimidades de esa persona
sean conocidas por miles de personas en las redes sociales. Nuestro ego está
satisfecho, por fin vamos a saciar el rencor devolviendo el daño que nos ha
hecho esa persona.
Pero en ese momento escuchamos en nuestra
mente una vocecita que nos dice: "No lo hagas, no te pongas a su mismo nivel, le
harás mucho daño difamándola y eso ya no tiene arreglo aunque luego te arrepientas
y pidas perdón: el daño será permanente. También te puedes ver ante los jueces
si ella denuncia y no puedes demostrar lo que has dicho. Publicar datos íntimos
de una persona está duramente castigado por la Ley.... Mejor, dejala vivir su
vida, no merece la pena que te
arriesgues, la vida le pagará con creces lo que ha hecho poniéndola en su
sitio."
Como vemos, hay una lucha
entre el Ego, (rencor) y la Conciencia.
Será el momento de decidir a
quién obedecemos, asumiendo las consecuencias.
LA PERSONALIDAD
A medida que crecemos cuando
somos niños, vamos acumulando experiencias y conocimiento del entorno, que
añadidos a la educación recibida por nuestros padres y en el colegio van
construyendo nuestro carácter, nuestra forma de ser. Eso es la Personalidad.
Quiero ser y soy la primera ( después no digas que no te quiero) Me encantó lo que has escrito. DE cada cosa una realidad y muy bien expuesta!! Bien por mi querido Juan un abrazo desde mi corazón escorpiano!!
ResponderEliminar¡Jajajajaja! Eres la primera en comentar aquí, sin duda mereces un premio: un millón de besos. Ahí van: muaccccssss X 1000,000
ResponderEliminar