sábado, 16 de agosto de 2014

SER Y ESTAR


foto realizada por el autor en agosto de 2014 en el desfile de moda en El Puerto de Santa María

Ser y Estar, no es la misma cosa.
Ser es el Yo interior, el alma, la consciencia. Es ser consciente de  lo que haces,  lo que ves, lo que sienten cada uno de tus sentidos.
 Estar es el lugar donde se halla tu cuerpo, tus pensamientos, tus sueños.

Cuando una persona  te habla pero no la escuchas porque tu mente está en otro sitio, estás con ella pero no eres tú, no eres consciente de lo que dice. Tu  Ser es el que despierta en el momento en que te das cuenta de que no has prestado atención y temes que te haga una pregunta sobre lo expuesto y no sepas responder.
Por ejemplo:
Has dejado el fuego encendido con la olla puesta y sales un momento para comprar el pan. Son  solo cinco minutos y puedes permitírtelo sin temor. Pero en el camino te encuentras a tu vecina que viene de pasar unas vacaciones en Canarias y comienza a contarte historias maravillosas. Tú estas concentrada en lo que te cuenta, calculas las posibilidades que tienes de hacer ese mismo viaje, si pides un crédito o no, cómo lo vas a pagar... No eres tú, es tu mente quien te domina. De pronto escuchas una voz en tu interior: ¡Te has dejado el fuego encendido!
Ése es tu Yo, tu Ser que te saca del ensimismamiento. Y sales corriendo y llegas a tiempo de apagarlo. Tú Estabas enganchado a esa vecina, no Eras.
Has sido al tomar consciencia del peligro.

 Pasas cada día delante de un monumento desde hace treinta años y un día te das cuenta de que tiene una leyenda grabada. Te preguntas ¿Cómo no la había visto antes? Eso sucede porque cuando pasabas delante estabas inmersa en otros pensamientos o preocupaciones, o hablando por teléfono, y no percibías lo que había a tu alrededor, ni siquiera te dabas cuenta de que habías pasado junto al monumento. Estabas, pero no eras consciente.
La mayor parte del día y la noche No Somos, Estamos;  nuestra mente está atrapada por los pensamientos, sueños y deseos. 

Realizamos nuestras tareas mecánicamente, a veces pensando en otra cosa. Vamos conduciendo y parece que el coche conoce el camino, pues más veces de lo que debiéramos vamos distraídos escuchando una canción o pensando en algo ajeno a la conducción. Ni siquiera nos damos cuenta de lo que pasa al lado, y cuando llegamos  al lugar adonde nos dirigíamos no recordamos nada de los árboles, casas, ganado o paisaje que han pasado delante de nuestros ojos. Hemos estado conduciendo inconscientemente. No hemos sido. Ser es apreciar y valorar lo que pasa en el instante presente, sin  dejarse distraer por los recuerdos o los problemas. Vivir el presente sintiendo las sensaciones de nuestros sentidos permanentemente.

Esta mañana, como hago habitualmente,  he paseado por la playa junto a cientos de personas. La mayoría pasaba a mi lado sin fijarse en mí, sin verme a pesar de que me miraban: iban escuchando música con los auriculares o hablando con otros, o simplemente pensando. No Eran, sólo Estaban.


Yo he sentido el agua acariciar mis pies, su frialdad, el roce al retroceder; he visto cómo arrastraba piedrecillas y cáscaras de almejas machacadas, he  pensado en la cantidad de agua que había ante mí, los millones de seres que viven bajo su superficie, la blandura de la arena, el crujir de las cáscaras de caracoles y almejas al pisarlas, he sentido placer al respirar profundamente y notar  la caricia del aire al entrar en mí, su sabor y olor a mar, a algas... He agradecido estar vivo y poder admirar los maravillosos cuerpos que pasaban a mi lado o tomaban el sol tumbados. He sentido respeto, solidaridad y cariño con las personas maduras y ancianas que caminaban a mi lado, haciendo ejercicio para poder vivir mejor y disfrutar de mejor  salud. Luego, al volver, he acariciado una perrita que  vino hacia mí desoyendo la voz de su ama y he notado el calor de su cuerpo y la textura de su pelo. He puesto la palma de la mano en diferentes troncos de árboles, y me he dado cuanta de que cada uno produce una sensación distinta: unos son  ásperos y otros suaves; pero todos eran cálidos, son seres vivos. La barandilla del paseo y las farolas estaban frías, porque no tienen vida, son minerales y ni crecen ni se reproducen ni mueren. No son seres vivos como nosotros, los animales y las plantas.

Eso es vivir el presente, es SER.  ¿Veis la diferencia?

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